En la 121 Sesión del Comité Olímpico Internacional en el centro de convenciones Bella Center de Copenhague, fue elegida Río de Janeiro como la sede de los Juegos Olímpicos de 2016.
En las rondas de votación, primero fue eliminada Chicago, luego Tokio y finalmente se eligió a Río de Janeiro como el vencedor.
El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, había pedido hoy en la asamblea del COI en Copenhague una oportunidad para que Río de Janeiro organice en 2016 los Juegos Olímpicos, porque éstos pertenecen "a todos los pueblos y continentes, a la humanidad entera".
Lula afirmó que ha llegado "la hora" de Río, la única entre las diez principales economías del mundo que nunca ha tenido unos Juegos, y recordó que América del Sur es junto con África el único continente que jamás ha acogido la máxima cita deportiva mundial.
"Nuestra candidatura no es sólo nuestra, también de toda América del Sur, de 400 millones de personas, entre ellos 180 millones de jóvenes", señaló Lula, quien habló de la necesidad de corregir el "desequilibro" geográfico en la concesión de los Juegos.
El COI ha introducido en los últimos años nuevas modalidades y nuevas tecnologías, además de atraer a más países al movimiento olímpico, pero su "desafío" ahora es abrir "nuevas fronteras", expandiendo los Juegos a otros continentes para que "la llama olímpica pueda arder también en ellos".
A diferencia de las otras ciudades envueltas en la disputa por los Juegos de 2016 (Madrid, Chicago y Tokio), añadió, para Río de Janeiro éstos serían una oportunidad única para elevar la autoestima del pueblo brasileño e impulsar el desarrollo del país, dejando un "legado" para todo el pueblo.
Brasil vive un momento "mágico", "excelente", con una economía "pujante" que ha permitido a 30 millones de personas salir de la pobreza en los últimos años, recordó Lula, quien dio todas las "garantías posibles" para los Juegos y reiteró el compromiso de todos los poderes políticos brasileños con la candidatura.
Lula destacó también el carácter mestizo de la sociedad brasileña, lo que constituye su "identidad", y su condición de pueblo "apasionado" que hará sentir a los miembros del COI su "calor y alegría" si Río gana.
El presidente de Brasil, que cerró el turno de intervenciones de la candidatura y fue el único que habló en portugués, se mostró "con orgullo" representante de las "esperanzas y sueños" de 190 millones de brasileños que estarán todos reunidos animando a Río.
"Río está listo, si nos dan esta oportunidad no se arrepentirán, serán unos Juegos inolvidables", afirmó Lula al término de su intervención.
Un argumento general fue que América del Sur nunca ha organizado antes unos Juegos, subrayado por un mapa del mundo mostrado a los miembros del COI que demuestra el predominio de Europa y América del Norte como sedes de citas olímpicas de verano y de invierno. "Las puertas están abiertas a la mayor fiesta de la humanidad", subrayó Lula.
Anticipándose a posibles preguntas de los integrantes del COI el gobernador del Estado de Río, Sergio Cabral, ha hecho hincapié en que la seguridad está garantizada, con "un nuevo modelo de vigilancia" que quedó patente durante los Juegos Panamericanos de 2007, "donde no hubo incidentes".
Las garantías económicas las ha aportado el presidente del Banco Central de Brasil, Enrique Meirelles, mientras que los momentos más sentimentales han llegado de los personajes más vinculados al deporte.
El decano de los miembros del COI y ex presidente de la FIFA Joao Havelange ha expresado el deseo de ver cumplido el sueño de que Río, su ciudad, albergue los Juegos en 2016 y que él mismo pueda celebrar en ese momento sus cien años de vida.
En el estrado estaban también otras personalidades del deporte, como el futbolista Pelé, el paralímpico Daniel Díaz y la joven atleta Barbara Leonicio, que no hablaron, aunque las lágrimas de ésta última pusieron el punto emotivo.
En el turno de preguntas, Austin Sealy, de Barbados, aludió a la Copa del Mundo de Fútbol de 2014 y preguntó si podía poner en riesgo financiero los Juegos de 2016.
El presidente Lula asumió la defensa de este punto: "Más allá del compromiso del gobierno federal, la semana pasada aprobamos en el Congreso un acta olímpica que dice que los Juegos son un deseo del Estado. Sin duda estamos en condiciones de hacer más de lo que prometemos. Brasil acaba de entrar en una nueva fase de su historia".
El sueco Arne Ljungqvist preguntó, como al resto de candidaturas, por el cumplimiento de las normativas internacionales antidopaje. Según Carlos Nuzman, presidente de Río 2016, la concordancia es total.
Alberto de Mónaco se refirió a la preocupación expresada por la Comisión de Evaluación por el alojamiento de personalidades en grandes transatlánticos, algo que, según garantizó el alcalde Edoardo Pes, no supondrá inconvenientes.
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